Las
recientes declaraciones del político francés Jean Marie Le Pen (que, por su
contenido antisemita, no quiero ni reproducir) me animan a denunciar otra
falacia más que, además, se ha convertido en un tópico hartamente repetido. Tal
falacia consiste en afirmar, en defensa de la tolerancia, que todas las
opiniones son respetables.
Y
no es así. No todas las opiniones son respetables. Algunas (como las ideas
xenófobas del señor Le Pen) no sólo no merecen ningún respeto, sino que deberían
contar con todo nuestro empeño para luchar contra ellas.
No
debemos confundirnos. Quienes sí son respetables son todas las personas.
Siempre, sin excepciones. Cualquier ser humano merece respeto, incluso aquellos
que defienden las peores ideas; incluso aquellos que cometen los actos más
aberrantes. Por eso, por ejemplo, soy contrario a la pena de muerte. Todo ser
humano merece un respeto.
Pero
es posible respetar a una persona sin respetar sus ideas, es más, combatiendo
sus ideas, intentando que las cambie o, al menos, que no las lleve a cabo. Es
un argumento falaz afirmar que si una persona es tolerante debe respetar todas
las ideas. Las ideas xenófobas, por volver al ejemplo del inicio, no merecen
ningún respeto.
La
dignidad de todo ser humano (que posee por el hecho de ser humano) merece
nuestro respeto; pero hay acciones e ideas que no lo merecen.
1 comentario:
"Quienes sí son respetables son todas las personas. Siempre, sin excepciones".
Esto también es una falacia inaceptable; se respetan LOS DERECHOS de las personas, no las personas. A las personas se las respeta según sus merecimientos. Yo no respeto de igual modo a Mandela y a Hitler, aunque respeto de igual manera los DERECHOS de ambos.
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