A mis alumnos de Bachillerato 2012-2014
La
otra noche, algunos profesores fuimos a cenar con algunos de nuestros alumnos
de 2º de bachillerato. De hecho, lo exacto sería llamarlos exalumnos, puesto
que todos los presentes habían superado el curso y era eso, precisamente, lo que celebrábamos.
Además, a lo largo de la noche fueron conociendo también, a través de internet,
el resultado de sus pruebas de acceso a la universidad, que todos aprobaron.
¡Felicidades!
Al
ir a pagar, Jonathan, uno de los exalumnos, le dijo al camarero señalándome: “Es mi profe de Filo y de Historia”, a
lo que el camarero, con esa sabiduría que otorga la cátedra de la barra de un
bar, le respondió: “Está muy bien esto de
la relación entre profes y alumnos”. Y, al traernos el cambio, añadió: “El otro día me encontré con mi profe de
Literatura; han pasado más de 20 años, hemos cambiado mucho, pero nos
reconocimos. Las buenas relaciones con los profes no se olvidan nunca”.
No
puedo añadir mucho más a las enseñanzas de aquel amable camarero. La educación
se basa en una relación interpersonal; cuando esa relación fluye con facilidad
y generosidad, la educación es más sencilla y fructífera; cuando hay dificultad
en la relación, la hay en la educación. Mantengo una buena relación de amistad
con algunos de los que fueron mis educadores y la mantengo, también, con
algunos de quienes han sido mis alumnos a lo largo de todos estos años; todas
enriquecen mi vida.
Cuando
internet está popularizando y extendiendo la enseñanza a distancia u online, no podemos olvidar que, al menos
en determinadas edades, hay algo que nunca podrá substituir: la relación
personal entre el profesor y el alumno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario